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Esta pieza procedente del yacimiento emeritense es uno de los ejemplares mejor preservados de tinteros de bronce decorados con plata. Los tinteros o atramentaria eran contenedores para la tinta con la cual se escribía con un cálamo sobre distintos soportes, sobre todo papiro y tablillas de madera. Son recipientes cubiertos por una boca invasada con una abertura en su centro para tomar la tinta. Su corto diámetro y la presencia de una tapadera con un cierre permitía que la tinta no se secara prematuramente.

Tintero de bronce

Este ejemplar es cilíndrico y está elaborado en una lámina de bronce que presenta algunas fracturas. El cuerpo está decorado a buril en tres bandas separadas por cuatro “aros de barril”; la banda superior y la inferior muestran un campo de cinco capas de ángulos que conforman una retícula. La banda central muestra una guirnalda de hiedra ondulada de la que nacen brotes en espiral y hojas de hiedra. A diferencia del resto de los motivos, los brotes están punteados. La base es ligeramente cóncava y está decorada por cuatro círculos concéntricos. La cubierta cilíndrica está nielada en plata, muestra dos bandas separadas por una línea también en plata que representan olas del mar en direcciones contrapuestas. Una pequeña tapa provista de asa encaja en la cubierta y sirve para cerrar la abertura.
Esta es una pieza de lujo que se cree procede del sur de Italia donde el arte de la toréutica tenía una larga tradición. Posiblemente se fabricara entre el 70 y el 120 d.C en talleres regentados por artesanos de ascendencia griega, pues los sellos de los talleres aparecidos hasta la fecha muestran esta afiliación. Se han hallado paralelos en las provincias occidentales del Imperio Romano. En concreto, ejemplares que desarrollen el mismo motivo decorativo de olas en la cubierta se han hallado en Nimega (Holanda), Colonia (Alemania),Austria, Batina (Hungría) y Volubi/is (Marruecos).
A diferencia de los ejemplares aparecidos en el resto del imperio en contexto funerario, ésta pieza se halló en una tumba cuyo material no acompañaba ni en cantidad ni en calidad.
Bibliografia: Ana-Barraeca. Confluencia de culturas (1998). Mérida, pág. 88.
J.A.

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